¡Qué oxímoron!

A céntimo la anti-tontería...¡pasen y vean!


24/01/2013

Esta mañana he leído en twitter el comentario apenado de una diputada del PSC en el Parlamento Catalán que lamentaba la falta de apoyo de su líder a la declaración votada ayer sobre el carácter de "sujeto político y jurídico" del pueblo catalán.

Con independencia de que a esta persona le pueda parecer apropiada, correcta, deseable, emotiva, necesaria, legal, moral... en fin, poned vosotros el adjetivo, semejante declaración, lo que me ha hecho ponerme a escribir es que en su tweet calificaba esa iniciativa de progresista y nacionalista (catalanista para ser exactos).

Y no, señora mía, hasta ahí podíamos llegar. "Nacionalista" y "progresista" no son como "Michelle" y "ma belle", palabras que, según los Beatles,  iban bien juntas. 

 "Nacionalista" y "progresista", juntas, conforman un oxímoron, o sea "la combinación en una misma estructura sintáctica de dos palabras o expresiones de significado opuesto, que originan un nuevo sentido, p. ej. un silencio atronador" (RAE

"Nacionalista" y "progresista" juntos significan avance... hacia el pasado. Muy rápido

Los movimientos nacionalistas florecen en Europa a partir de 1848 como una reacción estética, literaria, política y sentimental a dos momentos sucesivos en el tiempo y contradictorios en sus filosofías inspiradoras: por una parte la iniciativa unificadora y paneuropeísta de Napoleón, exportando los principios de la Revolución Francesa y los fundamentos del Estado democrático y por otra los regímenes absolutistas que, tras la caída de Napoléon y el Congreso de Viena, trataron de devolver Europa a la situación del "Antiguo Régimen".

Contra la primera, los movimientos nacionalistas exaltan lo local, lo ancestral, lo folklórico, lo étnico.. y lo vinculan con el sentimiento como opuesto a la razón (la fría diosa de la Revolución), al tiempo que atribuyen a la pertenencia al grupo un carácter teúrgico, capaz de establecer lazos místicos con unos míticos antepasados de una Arcadia feliz y primigenia que el grupo tiene como sagrada misión restablecer. Y, por supuesto, en la que no caben los que no son del grupo.


Contra la segunda, los movimientos nacionalistas buscan configurar estados libres del absolutismo.  Y aquí está la raíz del oxímoron: si buscando eliminar el absolutismo se desea conseguir un régimen político que otorgue iguales derechos a todos los ciudadanos, antes o después es preciso renunciar al nacionalismo. 

No es posible configurar la condición de ciudadano y los derechos inherentes a ella sobre la pertenencia a un grupo al que sólo se puede ingresar por nacimiento. Y menos aún si los miembros del grupo aspiran a tener, en cualesquiera circunstancias, derechos vetados a "los otros" sobre la justificación de una pretendida singularidad histórica o lingüística. (Hoy, porque después del nazismo sólo algunos se atreven a introducir la singularidad étnica o racial en la ecuación). Y en absoluto si se permite que ese grupo pueda ser sujeto de derechos a los que se subordinen los de las personas.

Por eso tantos de los movimientos nacionalistas de las revoluciones de 1848, y otros del momento actual, derivaron hacia versiones más o menos "edulcoradas" (léase "socialismo utópico") de lo que no es otra cosa que una dictadura de la tribu, en vez de dictadura del proletariado, en lugar de evolucionar a verdaderos regímenes democráticos.

Y por eso, casi un siglo después de 1848, Hitler exterminó a 6 millones de judíos invocando la superioridad aria y el destino del "pueblo alemán" de gobernar Europa. Y por eso, casi siglo y medio después, en los años 90 del siglo pasado Europa asistió de brazos cruzados a las carnicerías que ensangrentaron las repúblicas yugoslavas.

Así que, por favor, no se atrevan a repetir que el nacionalismo es progresista.

Para evitar caer en esa tentación aquí dejo un ejercicio anti-tontería especial para nacionalistas: diez frases para copiar cada día. 
  1. Un círculo no es un cuadrado.
  2. Un cuadrado no es un círculo.
  3. No se puede avanzar retrocediendo.
  4. Dos y dos son siempre cuatro. Ni cinco ni tres.
  5. Los pueblos no tienen derechos. Tienen derechos las personas.
  6. Si mis tatarabuelos y los tatarabuelos de mis tatarabuelos lo hicieron siempre así... a lo mejor es hora de cambiarlo.
  7. El idioma es para comunicarse. Y en el mundo hay más de 6.000 
  8. Hoy nadie habla sumerio. Y la gente sigue viviendo allí.
  9. Naciste solo y morirás solo. Como todos los demás seres humanos.
  10. SI DIOS EXISTE ES POCO PROBABLE QUE SEA DE TU PUEBLO
Y una pieza que simboliza un proyecto de libertad por encima de todos esos nacionalismos.



El himno de la Unión Europea,  de la novena sinfonía de Beethoven, que según se dice dedicó su tercera sinfonía a Napoleón cuando, antes de coronarse emperador, sus campañas europeas parecían prometer una Europa de ciudadanos sin países y sin guerras...



Comentarios

  1. Excelente artículo. En cuanto a lo del sumerio, seguro que hay alguien por el Tigris que quiere "resucitar" la verdadera lengua de su pueblo...

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LEC

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