Mientras el verano se despide

Se terminan las vacaciones y entre el verde de las hojas de los árboles se asoman ya los tintes amarillentos y ocres que anuncian el otoño.

Los días son un poco más cortos, pero el brillo dorado del sol al atardecer parece mucho más dulce que en el mes de junio, como si la conciencia de lo escaso del tiempo que queda añadiera una luz especial a cada minuto.

Sentada en el jardín recuerdo muchos años pasados, cuando la casa estaba llena de gente, de niños, de risas o de gritos. Y me pregunto adónde van los recuerdos que olvidamos y qué mecanismos operan en nuestra memoria no sólo para seleccionar lo que se queda en ella sino de qué modo se queda.

Es el segundo verano que he pasado en la casa de mis padres sin la presencia (física) de mi madre y, en cierto modo, ha sido mucho más difícil que el primero. 

De repente -o así me lo ha parecido a mí, que tal vez no he querido darme cuenta antes-  he tenido que enfrentarme a la realidad de que su muerte ha supuesto la desaparición de otros vínculos que yo daba por inmutables. 

En las relaciones familiares y afectivas siempre es más fácil ser quien lleva la iniciativa; cuando te encuentras siendo el destinatario de este tipo de cambios, que por tu propia voluntad nunca se hubieran producido y te convences de que no hay nada que puedas hacer, la primera reacción es pensar que es culpa tuya, que hay algo que has hecho mal o que no has hecho.

Y te estrellas una y otra vez primero intentando  averiguar que fue eso, disculparte por algo que no sabes que es y después intentando recomponer algo que no sabes dónde está dañado.

Hasta que, en determinado momento, una frase o una acción minúscula actúan como una especie de interruptor y entiendes que no hay nada que puedas hacer, que hay puertas que se cierran y desaparecen, momentos que pasan y no vuelven, lazos que se acaban.

Así que, en ese punto, es el momento de soltar lastre, quedarse con lo bueno, olvidar lo malo y, sobre todo, de poner el esfuerzo y la dedicación en otras personas, que han estado ahí todo el tiempo sin hacer ruido y a las que tengo mucho que compensar.




Comentarios

Entradas populares de este blog

Letanía de Nuestro Señor Don Quijote

Hablando paja

Software libre y pasteles gratis